jueves, 3 de mayo de 2018

A PROBAR UNA NUEVA ESPECIALIDAD: ¡HEMATOLOGÍA!

Hoy es día de "inundación corporal" a base de muuuuuuuuucho líquido que mañana toca analítica y yo, que soy de venas escurridizas, tengo un par de truquillos aprendidos estos años (si es que la experiencia es un grado!). Beber mucho el día de antes para hidratar las venas... sí, suena a coña, la verdad sea dicha, pero fue un consejo de una enfermera del hospital de día: beber mucho y un vasito de agua también por la mañana antes del análisis. Y ponerme una bolsa de agua caliente, en este caso eléctrica, antes del análisis siempre que haga frío, cosa que parece que hace a estas alturas de mayo. Ha habido ocasiones en que he llegado al centro de salud con los brazos que parecía que me habían pegado una paliza. Pero generalmente van bien estos trucos. Los análisis en verano molan más porque lo del calor no hace falta pero mis venas son demasiado frioleras y tímidas y en cuanto hace un poquito de fresquito, se esconden; ellas puede que se lo pasen genial jugando al escondite pero cuando empiezan a hurgar con la aguja en busca de la vena perdida, a mí particularmente no me resulta tan apasionante. Lo sé, soy una tiquismiquis pero eso de notarte la aguja para afuera, para adentro, para los lados... no se me hace una pasatiempo demasiado entretenido ;) A todo esto,  esta analítica no es para el neuro, ¡¡¡¡¡¡¡¡que voy a estrenar otra especialidad!!!!!!!!!!! ¡Iujuuuuu! Para hematología que va. Hace mucho mucho que me salen pequeños moraditoss en las piernas. Yo soy torpe pero ¿tanto?  Va a ser que no. Yo me los iba vigilando hasta que un día, de repente, me vi uno no tan pequeño. Se lo comenté al neuro en la última visita y allí que me mandó al hematólogo. Por medio me salió otro morado considerablemente grande... y otros pequeñitos de los que no soy consciente si salieron como resultado de golpe o no pero vamos, que demasiado morado en este adorable cuerpo! No sé por qué intuyo que de ahí me mandarán a vascular pero no adelantemos acontecimientos.... Cierto es que desde el principio de esta apasionante aventura esclerótica, las piernas y pies , sobre todo la derecha, se me congelan hasta tal punto de llegar a doler. Es más, pasando un dedo por encima me creo una red de carreteras súper chula! Eso cuando están en modo "refrigerador". ¿Y los pies? No llego a tener los pies calientes hasta que no estamos a 40º casi, jajaja.  De hecho es una putada como una catedral de grande a la hora de irte a la cama. Pies fríos, piernas frías, ya son suficientes para crear un entorno de frío corporal con el que dormir se convierte en toda una hazaña. Es por eso por lo que duermo con una manta eléctrica en la cama, que este año me ha dejado la espalda hecha un nido de telarañas. En plan paliza, ¿como lo de los brazos con el calor para los análisis? pero peor y mucho más permanente en el tiempo. Así tipo tatoo. Menos mal que ya se me va pasando porque me veía yo todo el verano tapándome la espalda así en plan monja! De ahí lo de mi pequeña conclusión. Si me estoy pasando de lista, ¡ya os informaré! No estaría mal, la verdad... A veces equivocarse es genial. 

A parte de eso, he de hablar de la dicotomía en que vive mi cerebro, pobrecito él!!! y Pobrecita yo que me va a matar la dichosa dicotomía! Estaba la otra noche viendo la tele tranquilamente con mi mayor tesoro en las manos: el mando a distancia. Vale, estaba haciendo el tonto con él y en una de esas lo fui a soltar para que cayera plácidamente en mi regazo (qué romántico suena...). La trayectoria obvia era dejarlo caer en dirección vertical pero mi cerebro tenía otra alternativa mejor... para mí no, pero para alguien... y pensó: ¡ey! ¡hagamos una pirueta en vertical que quedará más chula! Y chula no sé yo pero me lo auto tiré sobre un nudillo. ¡La madre que lo parió! No sé si al mando o a mi cerebro pero, ¡cómo dolió! Deberían avisar, como en los paquetes de tabaco, que vale, que la enfermedad esta no será mortal (Por cierto, eso nos llevaría a un más que interesante debate fuera de toda coña) pero que hay que tener vigilancia constante porque al cerebro éste desmielinizado que tenemos  se le va la olla y hace lo que le da la gana! (Y ya en serio, lo del nudillo es una chorrada pero hay sustos mucho mucho peores). 

¡Y algo más! Relacionado con lo que os contaba el otro día de aprender a relativizar. Estuve unos días con una ciática así como un pelín-demasiado... Fastidiaba, obviamente, y dolía pero ¿comparado? ¡casi como si te hacen cosquillas! Lo dicho, la teoría de la relatividad es muyyyy cierta! 

Y aquí acabo por hoy tras esta ensaladilla rusa de post que he escrito... Es lo que hay, mi cerebro funciona así y hay que darle libertad, ¿no?


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