viernes, 22 de diciembre de 2017

LA DURA VIDA DEL VIAJANTE...

¡Increíble pero cierto! He estado de viaje 4 días en Madrid! (Aplausos del público). A ver, por partes... mi padre se jubiló el mes pasado... hay que ver cómo pasa el tiempo... y su hermano, que vive allí, nos invitó esos diítas a un hotel. He de decir que siento debilidad por Madrid y llevaba años, muchos, deseando volver aunque justo se presentó esta ocasión en la peor racha de todas las peores que he tenido así que ahí me veíais a mi semanas antes agobiada por si lo de mis espasmos, lo de mis dolores, lo de mis efectos secundarios de la medicación con sus mareos, con su somnolencia que me hace parecer un abuelete, y su bla bla bla  me permitirían... o no... andar (metafóricamente hablando) medio en condiciones para estar por allí. Pero cuando venían las dudas, yo, muy decidida, intentaba auto convencerme de que sí, que yo podría. Si soy toda una campeona! Vale, en el fondo fondo, no me lo tragaba ni yo pero para que no se me pueda acusar de no intentar intentarlo. Así que, medio acojonada, llegó el día de irnos en un "cómodo" autobús, aquellos a los que allende los tiempos estuve más que acostumbrada porque tuve una época madrileña (sí, soy rarita y salía más de juerga allí que en mi ciudad, qué le vamos a hacer! Aunque pensándolo bien, eso que me llevé en el cuerpo, no?) así que era bus Granada-Madrid, Madrid-Granada con cierta frecuencia (en aquellos momentos eran hasta cómodos , sin dolores de piernas tras horas de viaje ni espasticidad de cuello ni esos detalles ínfimos que casi ni se notan). Había que levantarse a las 6.30, ohhhh! una maravilla para alguien que suele levantarse de media 6 horas después (si con suerte ha podido dormir, que esa es otra), con esos mareíllos tan monos y esas cosas. Pero hubo suerte y medio me respetaron. Nótese la importancia de ese "medio". Sólo "medio"que tampoco hay que abusar! Pero vale, llegué viva y todo a Madrid.Ya allí nos recogieron, fuimos a almorzar a casa de mis tíos y al hotel. Y oh! qué diferente habría sido todo de haber tenido el resto del día para descansar repachingada en el hotel, durmiendo, tumbada contando ovejitas, sentada viendo los coches pasar... cualquier cosa, pero descansar. Sin embargo, resultó que había un planning completamente estructurado de planes, muchos planes, que en otro momento hubieran ido fantásticamente bien peeero no, en este momento las cosas de mi vida casi que se alejan a pasos agigantados a eso que llaman... mmm... ah! si! hacer planes! Sí, esclerosis múltiple y hacer planes no se llevan demasiado bien. Total, que ya ese primer día fuimos a cenar fuera. Guay! O no... A la llegada al hotel por la noche yo no era yo, era como cuarto y mitad de mi, deseando dormir y descansar esperando ansiosa lo que me depararía el siguiente día, sólo que ni dormí bien, ni descansé bien ni na de na. Obviamente nada de ir  a desayunar al bufet. Hasta las 10 había bufet, nos dijeron! Ja! El debate era fácil: bufet o dormir más para revivir y coger energías? Pues llamadme tonta pero escogí lo segundo y no sería por falta de ganas de ir a desayunar, cosa que al final no logré hacer ni un día... el último lo intenté mucho. Pero mucho mucho. Pero mucho mucho me decía el cuerpo que el desayuno estaba sobrevalorado y que si quería llegar a Granada en bus de vuelta y de una pieza, me quedara durmiendo. El sino de mi vida!

Pero sigamos por órden cronológico... 2º día. Empieza bien, he dormido al final así que maravilloso. Y toca no recuerdo qué pero fuera lo que fuera, un plan, con hora establecida y seguido de comida (comer he comido, eso seguro!). Vuelta al hotel y vueeeeeeelta a la calle. Todo con esas horas fijadas que tan bien nos sientan. Vuelta al hotel y ya puestos a morir poquito a poco, me bajé un ratito a tomar algo (sin alcohol... qué pena de mi!) más que nada por hacer algo a nuestra bola que era lo que pensábamos (y esperábamos) que sería el viaje y cama. 

3er día. Más planes. Más cansancio que ya comienza a tomar tintes de agotamiento brutal. Y todo encadenado. Pero ese día apetecía especialmente así que a sacar fuerzas de vete tú a saber dónde! Almuerzo y por la tarde habíamos quedado con gente de AELEM, que no conocíamos en persona y nos hacía muchísima ilusión pero hasta eso se tuvo que acortar porque había más planes  así que un día sin posibilidad de descanso por mínimo que fuera. Ahhh! y a todo esto no olvidéis el factor "mareo", eh? Vale, he de reconocer que me sorprendió y todo  pero estar, estuvo. Cuando fuimos al Museo del Prado (oh! qué maravilla!) hubo momentos en que el mareo era tal que para ver los cuadros tenía que cerrar un ojo porque con los dos casi que no veía un pijo. Una forma innovadora de visitar un museo, no? No me diréis que no!

Y ya a estas alturas, el cansancio se iba sumando y sumando y llegó el último día en el que mi padre, de forma sabia había sacado los billetes para la tarde así que pude dormir... si no hubiera que abandonar las habitaciones a las 12 hubiera sido perfecto que ya podían haber hecho una excepción por esta linda lisiadita! Total, otro viaje a casa de mis tíos para comer antes de salir. Pero yo estaba tan tan agotada, que me senté en un sofá (muy mareada, he de añadir), cerré los ojos y me quedé dormida! Sentada! Yo! Creedme, la primera vez en mi vida. Viaje de vuelta? También prácticamente dormida... Otra primera vez!

Lo cierto es que el viaje estuvo bien que falta nos hacía salir de casa, de Granada y de rutinas pero también sirvió para comprobar que no, que no se puede hacer nada tan organizado, en plan estructura rígida, porque la e.m. no entiende de rigideces. Ella es más como un espíritu libre. Jodelón, pero libre. Aunque todo son conocimientos adquiridos para futuros (muy futuros me da a mi, jajaja) viajes o situaciones varias.


Y por fin regresamos! Y por fin me acosté en mi cama que por cierto, cómo la había echado de menos! Y tras una noche de profundo sueño y descanso, llega la hora de levantarse. Estirar las piernas tipo perro... sólo que sin perro... y sin estirar porque para celebrar la Navidad, me la pego nada más poner un pie en el suelo. Bien por mi! Poca cosa esta vez. Que no panda el cúnico. Y  se puede sacar una sabia conclusión con este finde de relax estresado y fatigado: que las navidades no son lo mío que siempre me caigo por estas fechas! Y tras esta importante moraleja, os deseo a todos y todas que vuestras Navidades sean muy felices, de mucho relax y poco estrés....