miércoles, 10 de noviembre de 2021

PIERNA INDEPENDIENTE Y LA ZAPATILLA HUIDIZA

Érase una vez una pierna que tenía vida propia. No era la única de la familia pero ésa, es otra historia. Pero esta pierna , a la que llamaremos 'Flojilla', tenía poderes especiales. No especialmente prácticos, pero poderes al fin y al cabo. Porque no todo el mundo podía presumir de tener una pierna que se caía! No siempre pero casi. Empecemos por el principio de su existencia... 

Nació hace 40 años, y en sus primeros años de vida fue una vulgar  pierna. Como la de cualquiera. Nada la hacía diferente. Daba largos paseos, bajaba de la facultad caminando por largas  cuestas como si nada, - porque es una pierna muy culta!-, a veces incluso iba de compras, paseando tan pancha entre percheros repletos de ropa... Y zapatos! Bueno, eso eran caprichos del pie pero es que molaban tanto!!!! Y con sus tacones y todo! Como podéis ver, todo muy normal. Demasiado. Todo muy siguiendo la moda. Caminaba y caminaba como la mayoría de piernas. Comenzó a sentirse muy vulgar y no le gustaba la sensación de ser una más. Qué corriente! No. Ella quería sentirse especial. Y así, con el paso de los años y acompañada del pie, formaron una buena pandilla. Caminaban, sí, pero comenzaron a provocar caídas estúpidas sólo por hacerse notar. Ellas como la plebe?! Bah! Y así estuvieron muuuuuuuchos años. Y los años siguieron sucediéndose hasta que a la pandilla se unieron otras partes del cuerpo. Bueno, todo el cuerpo para ser exactos. Si había que marcar la diferencia, se marcaba bien! Y la pierna, al ver que no estaba sola en su rebelión, se animó. Y se rebeló pero bien! Con pancartas y todo diciendo cosas como: 'No queremos caminar más!', 'No a la explotación!'.... Hasta que llegó el momento en que se plantó y decidió que caminaría lo que a ella le diera la gana. O sea, más bien poco. Y del modo en que a ella le diera la gana, por supuesto! Y exigió colaboración laboral. La consiguió. Y como le empezó  a coger el gustillo a llevar la contraria, decidió, también de forma unilateral, que vale, ella caminaría si la ayudaban pero ni hablar de andar como el resto de la gente! Caminar como un pato mareado tampoco le convencía así que decidió ir a su aire. Porque ella lo valía. Que eso era causa de efectos colaterales? Ahhh.... ése no era su problema. Para esos estaban los sindicatos. Que el pie se resentía porque por sus caprichos no le permitía colocarse bien? Problema del pie, no de ella. Que la rodilla reclamaba sus derechos? Que le dieran morcilla también a ella! La única que importaba era ella! 

Pero llegó un momento en que se empeñaron en intentar enderezar su comportamiento. Parecía una niña chica caprichosa! Así que a base de  medicamentos, que a saber lo que eran, le impedían seguir con sus revueltas al 100%. Aún así, nunca lograron su propósito. Decidió que vale, caminaría algo mejor pero sólo lo justo y necesario. Sin pasarse! Vamos, con la explotación laboral! Y así aguantó un tiempo prudencial como para hacer que se creyeran que lograban su propósito. Tampoco le venía mal del todo hacer una mini pausa en su revuelta personal. Eso le daría tiempo para meditar su próximo paso. 

Y su próximo paso llegó. Tuvo paciencia para hacer que se confiaran pero por fin, llegó su momento para la venganza. Que pretendían que caminara como antes? Mal pero un poquito? Ja. Todo lo necesario  de su artillería oculta para llevar a cabo su venganza. Que antes fastidiaba al pie? Ahora sería peor. La rodilla? Como si sirvieran para algo! El muslo? La cadera? No, no! No eran su problema. Así que comenzó con su largamente elaborado plan. Poco a poco había  ido mermando las capacidades de todos sus compañeros con la única idea de que no les quedara más remedio que utilizar la silla de ruedas. Es que de verdad, teniendo un artilugio de esos la hacían matarse a caminar? Por ahí tenía muy claro que no pasaría. En casa? Bueno. Pero no lo pondría tan fácil. Es más! En su plan había ideado que se convertiría en una especie de pierna patinadora. Ella se dejaría ir y el resto del cuerpo que  se las apañara. No era problema suyo. Que provocaba altercados? Ahhh! Cada uno que se ocupara de lo suyo. No era responsable de nada ni de nadie. No vivíamos en un mundo egoísta? Pues ella lo aplicaba de forma certera. Así que cada vez que tenía ocasión, se dejaba ir como si fuera completamente independiente. Que había que caminar por casa? Si a ella le apetecía, estupendo. Que no? O se quedaba absolutamente estática o se dejaba ir, literalmente, resbalando por el suelo. Alguien la recogería. Que querían subir la pierna sobre una silla, por su comodidad, sí, pero a estas alturas se había convertido en una vendetta personal? Pues que la cogieran para subirla porque ella no pensaba hacer esfuerzo alguno. Ella estaba en huelga de brazos (o piernas) caídos. Y bajarse de la silla, cama o donde fuera? Que se ocuparan otros en cogerla y tratarla con suavidad porque si no, ella estaba completamente negada a realizar ningún esfuerzo. Que pasaban de ella? Que caía en peso sobre el suelo. Fueran cuales fueran las consecuencias. Tú te crees que la tenían semi-presa con una férula? Vale que ahí quien tenía más derecho a quejarse eran el pie y el tobillo pero ya sabemos cómo va esto de las revoluciones, que llega el punto en que se pierden de vista la lógica y el  objetivo inicial. Y que se sentaban y pretendían que mantuviera las formas? Ni de coña! Ella se dejaba ir, acabara donde acabara. Muy lejos tampoco podía terminar, no? Y encima pretendían que colaborara a la hora de ponerse zapatos! Ja. Ja. Ja. Para eso contaba con el rebelde del pie que ponía su granito de arena. 'Vale, - pensaba- tú esfuérzate en poner el zapato que ni yo ni el pie te vamos a ayudar'. El pie engurruñía los deditos y ella dejaba todo el esfuerzo a los brazos, que nada tenían que ver con ella, y al muslo. Que se fastidiaba? Ahhh! Se  siente! Y eso de hacer Chi Kung de pie? Por encima de su cadáver! Y ya el colmo, subir  escaleras? Pero que se había pensado esta gente! Ya lo había permitido durante muchos años pero ya no. Había que ponerse firmes. Se pensaban que iba seguir ayudando ni a levantar el pie bien por sus caprichos? Pero como se siguieron empeñando en subir y bajar escaleras, pues hala! Ya ni para caminar unos pasitos por la calle. Avisados estaban... Y equilibrio estando de pie? Ja. Ja. Y ja. Con suerte lograré hacer una pirueta digna de un patinador olímpico. 

Y el momento que más le gustaba, el momento que más le divertía? Cuando pretendían que colaborara en ponerse las zapatillas. Que no zapatilla sino tipo zuecos! Ése había sido uno de sus primeros y mejores logros. Pie intentando meterse en la zapatilla pero pie/pierna incapaces de seguir trayectoria recta... empujones a la zapatilla, pierna que no consigue atrapar la zapatilla ni colocar el pie en posición de entrar a la zapatilla. Zapatilla que iban empujando más atrás. Pierna que intentaban estirar para recoger zapatilla pero el resultado opuesto: zapatilla más lejos. Y más lejos... Hasta que forzaba a agacharse a recogerla a la vieja usanza. Y nuevo intento, pero el pie se quedaba parsimoniosamente  de puntillas dentro pero sin ayudar a que se metiera sutilmente en la zapatilla. Hasta que logramos sacar de quicio y poner la zapatilla con la mano! Pero que tampoco se confiaran porque ni así lo poníamos fácil mi cuadrilla y yo! Logré poner de mi parte a la zapatilla y todo!!!!! Rehuía todo contacto humano!

Y así, día a día, la pierna independiente y la zapatilla huidiza iban desquiciando poco a poco y logrando sus objetivos. Porque la perseverancia es algo que nunca debe faltar. Y todo dio sus frutos porque, al menos de forma temporal, consiguieron que el uso de la silla de ruedas se volviera indispensable. Objetivo cumplido!!!!!! Bravo por la perseverancia!!!!!! 

                        FIN