lunes, 19 de marzo de 2018

AMISTAD

AMISTAD: Ese concepto etéreo, abstracto, que todos nos apropiamos y del que todos nos erigimos como máximo exponente. Èxpertos en publicar memes en redes sociales con frases manidas de ánimo, frases lapidarias muy bonitas y profundas que se reparten como chucherías a la puerta de un colegio, chistes que te sacan una sonrisa... a veces... Millones de conocidos cibernéticos convencidos de ser amigos del alma de los cuales no conoces casi ni el nombre de muchos de ellos (ni ellos de ti, probablemente).  Indudable, anima saber que no estás solo en el mundo y que puedes desahogarte o decir patochadas varias. Indudable, unas pocas de esas personas probablemente se interesen de una forma genuina. Indudable también que una vez apagas el ordenador, probablemente les estés dando al interruptor de off y la "amistad" continúe en cuanto enciendas el ordenador de nuevo. Pero, ¿dónde quedan ese abrazo que necesitas? ¿O ese café en torno al cual desahogarte contando tus cosas a un amigo? ¿Dónde el tener un problema y contar con alguien que coja el teléfono para escucharte, hablar, consolarte...? ¿Dónde el amigo que en caso de necesidad cancela un plan por estar contigo? Un huequito en su vida para interesarse 5 minutitos en el otro. ¿Dónde el amigo que no te trata como la posdata de su vida sino como parte de su vida? ¿Dónde el amigo para quien no es condición imprescindible el tener que salir de fiesta, de bares, de lo que sea para estar en contacto y aún así seguir mostrando interés?

¿Acaso soy yo la única que cree tener la sensación de poseer el súper poder de distinguir entre el postureo y quien en serio se interesa por ti y lo hace de corazón? ¿O acaso soy la única que siente que una amistad de verdad no debería hacerte sentir obligada a pedir? Obviamente, si no hablas nadie puede saber lo que piensas pero ¿y si hablas y aún así es como si estuvieras "dando las noticias", como decía Alejandro Sanz en una canción? Sentir que recibes las migajas, que eres como la buena acción del año, no ayuda a sentirse bien. Consecuencia a largo plazo: cada vez cuesta más y más abrirse. 

Última reflexión del día: increíble que la única persona que te de un abrazo en un mal momento sea una alumna, 20 años menor. No sé qué dice eso... yo diría que nada bueno... 

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